JOSE VASCONCELOS Y LA EDUCACION MEXICANA
José Vasconcelos es el intelectual mexicano quien proyectó
dotar a su país de un sistema educativo y de un marco cultural adaptado a las
circunstancias nacionales, abierto a todos. Vasconcelos siempre consideró que la
cultura es un mecanismo reinvidicador de la raza, y creyó en el mexicano que
puede conquistar el espíritu, el intelecto y la grandeza. Los logros y esfuerzos
de este pensador mexicano en el primer tercio del siglo XX, se reconocen por su
visión de enlazar a Hispanoamérica en una gran patria, en 1922 en sus viajes a
América del Sur, las asociaciones estudiantiles de Colombia, Panamá y Perú,
otorgan a Vasconcelos la designación de Maestro de la Juventud, luego cambiada a
Maestro de América, por el alcance de su obra pedagógica y
filosófica.
Datos
biográficos
Nació en la ciudad de Oaxaca el 27 de
febrero de 1882, su nombre completo fue José María Albino Vasconcelos Calderón.
Su padre fue agente aduanal, por lo que desde los tres años de edad vivió en la
frontera de los Estados Unidos primero en Sásabe, luego en Piedras Negras desde
donde cruza la frontera para asistir a la escuela de Eagle Pass, Texas. Cuando
tiene trece años viaja con su familia a la capital del país para continuar sus
estudios, primero se detiene en Toluca en 1896 donde asiste al Instituto
Científico y Literario, en 1897 continúa su peregrinar, ahora se va a Campeche
donde asimila abundante literatura francesa. Posteriormente regresa a México
donde se inscribe en la Escuela Nacional Preparatoria que era baluarte principal
del positivismo, y más tarde en la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde se
graduó de abogado en 1905. Vasconcelos trabajó primero al servicio del gobierno
y luego del consorcio norteamericano Wagner, Jonson & Gastón de N.Y. con
sucursal en México. Por ese mismo año forma parte del Ateneo de la Juventud
donde en sesiones maratónicas leían a Platón. Nietzsche, Schopenhauer, Bergson,
y muchos más autores, entre los ateneistas se cuentan Antonio Caso, Pedro
Henríquez Ureña, Alfonso Reyes y muchos más personajes que destacarían en el
campo de las letras y el pensamiento mexicano.
En los últimos años del gobierno de Díaz,
Vasconcelos fue un opositor no sólo con la pluma, sino participando directamente
en un asalto a un cuartel de tropas porfiristas. Formó parte del Partido
Antirreleccionista y apoyó la candidatura de Francisco I. Madero, a la muerte de
éste, fue representante de la revolución primero en Washington, luego en
Londres. Vencido Huerta vuelve al país y asiste a la Convención Nacional, allí
se une como Ministro de Instrucción con Eulalio Gutiérrez que fue nombrado
presidente provisional por la Convención. Al triunfo del movimiento
constitucionalista salió del país y permaneció en el destierro hasta la caída de
Carranza en que Obregón lo nombró Rector de la Universidad Nacional desde donde
organizó y dio coherencia a la educación en sus distintos niveles y bosquejó la
estructura de lo que sería la Secretaría de Educación Pública. Al ocupar la
Presidencia Obregón lo confirmó en el puesto de Secretario de Educación Pública,
le dio todo su apoyo lo cual le permitió a Vasconcelos llevar adelante sus
tareas y proyectos (1921-1924).
Al fin del período de Obregón, renunció
Vasconcelos para oponerse a la candidatura de Calles a la presidencia, participó
como candidato en las elecciones para el gobierno del estado de Oaxaca, y al
perder las elecciones nuevamente salió al exilio. A la muerte de Obregón,
Vasconcelos participa como candidato ahora a la presidencia de la República,
después de una campaña agitada y agredida por parte del callismo, pierde las
elecciones ante un fraude monumental, finalmente se exilia otra vez en el
extranjero al no encontrar respuesta a su llamado de sublevarse contra el
gobierno. Regresa a México al finalizar el periodo del gobierno de Lázaro
Cárdenas, a partir de 1943 fue miembro fundador de El Colegio Nacional y
director de la Biblioteca México, hasta su muerte en 1959.
La esencia
del hombre: humanismo iberoamericano
En la formación del hombre iberoamericano,
Vasconcelos cita como elementos de un currículum necesario a la ciencia y a la
filosofía.
En la obra vasconceliana De Robinsón a
Odiseo, se hacen importantes señalamientos críticos contra el positivismo
que tuvo importante influencia en México a fines del siglo XIX. Vasconcelos
sobre el positivismo dice:
La doctrina del método nuevo se comprendía diciendo que todo conocimiento viene de la experiencia y que ésta no es científica y, por lo mismo válida si no se ajusta a la prueba física que condiciona el efecto a la causa con rigor matemático... La enseñanza se organiza, en consecuencia, partiendo de las matemáticas y terminando en la sociedad (Vasconcelos, 1952: 55).
El sistema jerárquico positivista de Comte
y en consecuencia de Gabino Barreda, toma a la sociedad como último fin que debe
aspirar el conocimiento científico, con lo que Vasconcelos está en
desacuerdo.
La organización de la enseñanza con base
en el positivismo, trajo como consecuencia olvidarse de la enseñanza de la
filosofía, a lo cual se suma otra de las contrariedades de Vasconcelos con la
educación positivista, como reza a continuación:
La filosofía en su totalidad, fue arrojada de las aulas como antigualla y remplazada con la sociología las enseñanzas científicas fueron perfeccionadas, instaladas casi con lujo. La biología, la física y la química dieron base a toda educación impartida; por aquel tiempo incluso el problema del ser lo buscábamos en los residuos de la probeta del laboratorio experimental (Ibíd.: 56).
La crítica que vierte Vasconcelos al
positivismo no es general, reconoce el mérito que tuvo en América. Dice este
filósofo mexicano: “El positivismo está hoy superado, pero debemos agradecerle
que nos librara en América del candor que sale de la escolástica” (Ibíd.:
56).
Vasconcelos es un defensor de la
filosofía, y un visionario que rescató del proyecto positivista, el rigor
científico de toda investigación. Abunda diciendo que:
...no hay derecho a hacer filosofía si se desconoce la disciplina científica experimental. Y al restaurarla Universidad hemos respetado la sólida conquista que significa el saber darle a la materia el trato que corresponde, es decir, al que se deriva de la física, la química o la biología (Loc. cit.).
Vasconcelos fue quien restableció la
enseñanza de las humanidades en las universidades en la primera mitad del siglo
XX, también incorporó el estudio del latín y el griego, además la enseñanza de
la historia, la filosofía y la metafísica. Concibió a la universidad como un
espacio propio del conocimiento, con el limitante de la rigurosidad científica,
según la rama de la actividad cultural.
Cito a continuación el concepto de ciencia
que tiene Vasconcelos, elemento necesario para explicar su proyecto
científico-humanista.
La ciencia en efecto, no es una simple interpretación matemática formal de la realidad (sumisión de la realidad a formas), sino el descubrimiento de que los objetos sensibles se mueven con independencia de las formas del discurso y según sus propias, precisas y características normas (Vasconcelos, 1945a: 10).
La ciencia a que hace referencia
Vasconcelos, es la ciencia empírica, la ciencia objetiva, la ciencia realista
que postula una realidad aprensible y cognoscible. El pensar del filósofo, a
decir de Vasconcelos, debe ser como el de la ciencia: apegado a la
realidad.
Vasconcelos es claro al afirmar: “La
ciencia es la tarea de nuestra época y por ningún motivo debemos eludirla”
(Ibíd.: 22).
Este pensador mexicano hace un llamado al
filósofo, para que no ignore a la ciencia, cuando estudie a la realidad
sensible. El método experimental propio de la ciencia empírica rescata a la
ciencia como asunto de demostración lógica o matemática.
La visión científica-humanista de
Vasconcelos
Nuestro filósofo en cuestión vierte otra
crítica fuerte a Francis Bacon, creador de la inducción, método que permite
estudiar a la realidad material de lo particular a lo universal, también a
Augusto Comte por su esquema teórico que desemboca en un cientificismo social.
Ambos los acusa de no hacer una verdadera filosofía, sino una teoría del
conocimiento de lo material.
Continúa diciendo Vasconcelos: “Ambos no
advirtieron que el deber del filósofo es unir el saber científico-empírico, con
el saber humanista, el saber estético, el saber divino... No se puede filosofar
si se desatienden dichos valores” (Ibíd.: 21).
La visión científica-humanista está
presente en su proyecto educativo, donde no rechaza el afán científico del
positivismo, pero sí rescata e instituye en las universidades el estudio de las
humanidades, en sus términos dice:
Fue barbarie de la época positivista excluir de las Facultades el estudio de las Humanidades. Pero sería ceguera dejar al filósofo sin conocimiento somero de las hipótesis atómicas y la teoría del cuanto... Filosofía que atiende a las conclusiones de la ciencia empírica, es la única posible en la América que fue positivista... (Ibíd.: 20).
Vasconcelos se refiere al trato que se le
dará a la realidad física, ese trato será empírico, no silogístico; para el
estudio del espíritu o del ser, se aplicarán disciplinas como la
metafísica.
Nuestro intelectual mexicano dejó una
tarea al filósofo, que es crear una concepción del universo, apoyado en las
ciencias especiales, para tener sus conclusiones y así consumar la concepción
total de la realidad.
Nos previene del uso utilitario de la
ciencia, que conlleva una concepción parcial de la realidad: “Usando el dato
científico a lo Bacón, es decir, con fines exclusivamente utilitarios, se
conquista poder relativo sobre las cosas, pero no se llega a construir
pensamiento generalizador, ni sentido filosófico de la existencia”
(Ibíd.: 21).
La tesis central de Vasconcelos es que la
ciencia es una parte de la filosofía, porque ésta existía antes de la ciencia y
su campo de acción va más allá de lo que pretende la ciencia.
A manera de conclusión de este apartado,
diré que para Vasconcelos el currículum formativo del hombre iberoamericano es
el binomio ciencia y filosofía. La ciencia investiga las condiciones de la
producción de los fenómenos y la filosofía, crea una concepción del universo,
una concepción realista, apoyándose en la ciencia.
Postura
gnoseológica
La teoría educativa de Vasconcelos buscaba
el desarrollo espiritual del hombre, en contraposición a la visión pragmática y
material de la civilización sajona.
La educación debía de dar al educando
cierta especialización técnica, que le permitiera ganarse la vida, pero debía
trascender más allá, es decir, proporcionarle una visión general del mundo
invisible a los sentidos, que se aprecia con el intelecto y que está conformado
por valores que están más allá de lo práctico y lo empírico.
La propuesta gnoseológica de Vasconcelos
se puede resumir así:
Las facultades mediante las cuales se obtiene el conocimiento son: los sentidos, el intelecto, la imaginación y las emociones... En el estado estético, que es el más alto estado de conciencia, la imagen recrea el objeto percibido; la imagen es una representación que enriquece al objeto. El filósofo, “artista de la totalidad” usa su imaginación cuando las ideas son insuficientes para organizar sus experiencias... el verdadero conocimiento es en sí mismo estético (Sametz de Walerstein, 1991: 66-67).
Vasconcelos en la búsqueda de un método
para conocer la realidad existencial, desconfía de la razón, porque no logra
captar la esencia de lo real, aspira a la unidad de lo absoluto, situación
antagónica con la dialéctica. Dice que el método socrático debería ser el
auxiliar inmediato del profesor, de ahí que la deducción, la generalización
proporcione una visión universal del mundo circundante. El método experimental
lo recomendaba para que el alumno conozca las propiedades de los objetos
circundantes, siempre guiado por el profesor.
...él propone –al contrario de Dewey: enseñar a descubrir- que la escuela sea un re-sumen de la experiencia general de la humanidad; que proporcione una información selecta, adecuada a cierta doctrina general, a cierta filosofía, más que una simulación de imposibles neutralidades (Ibíd.: 68).
Fiel a su lógica deductiva, Vasconcelos
intenta concretar su proyecto educativo en contraposición a la inducción de
Gabino Barreda que excluye toda cuestión estética.
Para Vasconcelos no sólo es indispensable, sino que pretende hacer artistas a todo el pueblo con una amplia promoción de artesanías, cantos y danzas populares. Al proponerse rescatar las raíces autóctonas, inicia el sistema de influir y dejarse influir por el arte indígena. Surgen así la pintura, la arquitectura y la música nacionalista (Ibíd.: 70).
El fin a alcanzar en su teoría del
conocimiento, que se origina en un concepto general del mundo, mediante una
educación que integre trabajo, técnica y ciencia, es equilibrado con valores
éticos, con los cuales Vasconcelos desemboca en su propuesta de educación
estética.
El monismo estético de Vasconcelos se
fundamenta en tres principios: la belleza, la emoción estética y el universo.
Este filósofo identifica a la realidad con la energía, y la experiencia estética
permite el conocimiento de la realidad. El monismo estético convierte al mundo
en objeto de conocimiento, y en objeto de belleza.
Dentro de este esquema estético,
Vasconcelos ubica a la belleza como la forma más alta de la verdad. La
metafísica deberá utilizar el método estético para alcanzar su meta de una
visión unitaria del mundo; la intuición artística es la vía para conocer la
realidad.
La emoción o intuición estética es el
método para conocer la realidad.
El hombre o la totalidad de su ser es la tercer estructura que, como las anteriores, organiza la energía en determinado modo, sólo que su organización es más amplia y universal, es decir, puede convertir lo físico y lo biológico de tal suerte que se transforme en sustancia espiritual trascendente (Villegas, 1979: 82).
Para que el hombre cumpla esa función
redentora de la energía del universo, sólo lo logrará a través del conocimiento
y para tal efecto, Vasconcelos admite tres clases de ciencias: las ciencias
de descubrimiento, que se refieren al conocimiento de la naturaleza como las
ciencias físicas, su instrumento es la sensualidad y la razón matemática; las
ciencias de la invención, que se circunscriben al conocimiento del hombre, a
la invención de sus propósitos, su instrumento es la voluntad, entre las que
sobresale la ética que postula el equilibrio de la conducta humana y la
naturaleza; la estética es otra ciencia que conforma el corpus para
lograr esa revulsión de la energía (salto de la energía de una estructura a
otra), hacia lo espiritual.
La estética o el arte, enriquecen a la
realidad proporcionándole una nueva organización. Vasconcelos concluye señalando
que el arte es el paso entre lo humano y lo divino.
Concepción
sobre las posibilidades y límites
del hombre ante la naturaleza, dios y la religión
del hombre ante la naturaleza, dios y la religión
El antecedente filosófico inmediato del
sistema vasconcelista del monismo estético, lo constituye su ensayo:
Pitágoras, una teoría del ritmo, que se publicó en 1916 en la revista
cubana Cuba contemporánea, Vasconcelos llamó a la teoría de Pitágoras de
los números, “teoría del ritmo”.
La teoría pitagórica sostiene que la
realidad es en esencia numérica, nuestro filósofo mexicano dijo que la
naturaleza es la música de las esferas, por lo que el pitagorismo lo concibe
como una estética y no una matemática.
La visión pitagórica de Vasconcelos, es la
dinámica del mundo en términos estéticos, es decir, el movimiento permite al
hombre avanzar por estadios ascendentes hacia la totalidad.
Vasconcelos rechaza al racionalismo, cuyo
interés central será la idea; y abraza el misticismo que se interesa por el
espíritu que es el que engendra la idea.
Este pensador mexicano encontró en el
análisis del pitagorismo la posibilidad de fusionar lo material con lo
espiritual, su visión es que todas las cosas se desarrollan con una energía
interna, como una música y que la esencia de todas las cosas la constituye
cierto ritmo.
Plotino, el gran místico de Alejandría
influyó en Vasconcelos, en lo concerniente a su teoría monista.
Para Plotino, el alma accede a la belleza tras una verdadera ascesis: el alma aislada de los deseos que vienen del cuerpo, con el que mantiene una unión demasiada estrecha, liberada de las otras pasiones, purificada de lo que contiene cuando se materializa y manteniéndose aparte, se despoja de toda fealdad que le viene de una naturaleza distinta a la suya (Fell, 1989: 376).
El monismo plotiniano está presente en el
pensamiento de Vasconcelos, cuando señala que la materia es una degeneración del
ser, en cuanto se aleja más de la esencia divina. La belleza está contenida en
el artista y en el arte, no en la obra artística que es material. Al igual que
Plotino, Vasconcelos está en pro de un arte idealista, no el que imita a la
naturaleza, sino el que intenta superarla.
El monismo estético vasconcelista está
fundamentado en tres principios o postulados que tienen relación entre sí: la
belleza como una forma especial de energía; la emoción estética
condición para comprender a la naturaleza de las cosas; y el universo,
que se fortalece cada vez más, que se hace más bello.
El lema de la Universidad: “Por mi raza
hablará el espíritu”, justifica la cosmovisión misticista de Vasconcelos, y el
propósito y la orientación de la propia Universidad. De un discurso pronunciado
ante la Confederación Nacional de Estudiantes rescatamos su concepción sobre
dios y la religión, contenida en el lema universitario.
Había que comenzar dando a la escuela el aliento, superior que le había mutilado el laicismo... Era indispensable introducir en el alma de la enseñanza el concepto de religión, que es conocimiento obligado de todo pensamiento cabal y grande... Usé de la vaga palabra espíritu, que en el lema significa la presencia de Dios... En suma, por espíritu quise indicar lo que hay en el hombre de sobrenatural y es lo único valioso por encima de todo estrecho humanismo y también, por supuesto, más allá de los problemas económicos que son irrecusables pero nunca alcanzarían a normar un criterio de vida noble y cabal (Matute, 1983: 212).
En fin, diré que para Vasconcelos la
emoción o intuición estética, es el método para conocer la realidad, el mundo se
puede conocer, y a la vez sentir.
Significado
de los valores
Vasconcelos consideró que la acción del
sujeto o su conducta está regida por valores. El prototipo del hombre
contemporáneo, no es el audaz, el inteligente, sino el más capaz de servir, el
que denota una moral de constante superación.
Esta moral de superación, retoma la
búsqueda de la serenidad propia de las civilizaciones oriental y griega, no va
tras la ganancia, o el poder, su ética se basa en la concordia, la ayuda mutua,
la tolerancia, el respeto, pero también la conquista del Absoluto, se va en pos
de una trascendencia.
La jerarquía de los valores es triple,
abajo coloca a los objetos materiales, en medio la conducta que persigue
propósitos sociales y arriba, coloca el espíritu que se recrea en los valores
fundamentales y eternos.
El valor de las cosas depende de su
adaptabilidad a nuestros fines superiores, y en consecuencia no hay cosas buenas
o malas en sí. La escala de valores se determina por el mayor o menor
acercamiento que tengamos con el Absoluto.
Dice Vasconcelos que la ley moral y el
deber están por encima de todo lo accidental humano.
En su filosofía educativa, Vasconcelos propone cinco valores: 1) sentir la cultura mestiza como base del concepto de mexicanidad; 2) mexicanizar el saber... hacer objeto de estudio la antropología y el medio natural del país; 3) hacer de Latinoamérica el centro de una gran síntesis humana; 4) Emplear el sentido de servicio y amor fraterno del ser humano, como medio de ayuda a los más desprotegidos y, 5) valerse del industrialismo... para promover el progreso de la nación (Sametz de Walerstein, 1991: 66).
Para alcanzar estas metas, consideró
Vasconcelos que la influencia del maestro es decisiva, para despertar los
valores morales y espirituales del alumno. La misión del maestro consiste en
provocar el desenvolvimiento de las potencialidades nobles del alumno. La ética
que propone Vasconcelos deberá estar basada en la tolerancia y la
fraternidad.
Principales
propuestas ideológicas,
políticas y su actitud ante el progreso social
políticas y su actitud ante el progreso social
El corpus del pensamiento de Vasconcelos
está integrado por una copiosa autobiografía, una historia de México y por
supuesto, de un sistema filosófico compuesto de una metafísica, una ética, una
estética y una historia de la filosofía, que intenta coronar con una
teodicea.
La conformación del criterio filosófico de
Vasconcelos tiene como antecedente una fuente plural de pensadores que
consolidaron su ideología y su visión del mundo.
La escuela de Mileto le enseñó que todo es devenir; Heráclito le dio pesimismo fundamental... en Plotino supo lo que es el éxtasis... los filósofos alemanes... todo debe pasar por la razón. El impulso, el deseo, la energía son la base del Universo. Kant fijó en su mente que toda Metafísica es intuitiva. Con Schopenhauer recibió... la confirmación en el pesimismo, y Nietzsche lo hizo comulgar con la tragedia del mundo. En Francia, Bergson le ha mostrado como deben cerrarse los ojos, abriendo el alma al rumor invisible (Fernández, 1942: 20).
La filosofía de Vasconcelos se caracteriza
por su antiintelectualismo, rechaza el pragmatismo como teoría del conocimiento,
aunque reconoce el valor de la ciencia y la considera como un preludio a la
especulación filosófica. Considera que el instrumento propio de la filosofía no
es la razón, sino la intuición emocional, que es el dato primario de toda
existencia, que permite ahondar en las esencias de las cosas. “Su concepción
metafísica consiste en un emanatismo inspirado en Plotino, que partiendo del
átomo material pasa por lo orgánico, lo psíquico hasta desembocar en lo Uno
absoluto” (Ramos, 1993: 166-167). La filosofía para Vasconcelos es un peldaño
para ascender a Dios, es decir, nos lleva de los estadios inferiores del ser,
hasta la fusión con lo divino.
José Vasconcelos es un filósofo activo,
sus teorías intentan ser una vasta síntesis de todos los hechos, de todas las
ideas y de todas las emociones que se entrecruzan en el cosmos.
Su propuesta política tenía como fin una
sociedad mexicana con un orden social y económico más justo, en que el respeto
de la libertad fuera elemento prioritario. Su quehacer político estuvo dirigido
a lograr una sociedad democrática que permitiera el desarrollo integral de todos
los individuos.
Congruente con su propuesta monista
también planteó la unidad de las naciones con un mismo idioma y una raza común,
esa unidad de pueblos la llamó Iberoamérica, sociedades que comparten una
personalidad propia y un mismo destino y corona su propuesta aludiendo al fin
último de la historia de los pueblos iberoamericanos, que es producir una
síntesis de las cuatro razas existentes: la negra, roja, amarilla, y blanca, de
la que emerge victoriosa la quinta raza, la raza cósmica, que representa al
hombre nuevo, con una cultura de esencia espiritual.
Su actitud ante el progreso es por demás
elocuente, a través de la educación, en su parte técnica, práctica y aplicada,
el mexicano logra el dominio de su entorno físico, socioeconómico y puede
aspirar al derecho, a la seguridad social y al bienestar material.
La propuesta educativa de Vasconcelos
conlleva a formar el hombre capaz de valorar la vida desde un punto de vista
personal, de ser autogestor de su sustento bajo el principio de que todo hombre
de trabajo estará en condiciones de conquistar un progreso para él y por ende
para toda la sociedad.
Sobre el
desarrollo de la ciencia y la técnica
La finalidad de la ciencia según
Vasconcelos, es enseñarnos a aprovechar el objeto, que ubica como la “física del
conocimiento”. Los conocimientos del corpus de la ciencia tienen carácter
objetivo y pragmático, también intelectual y teórico. Aclara que mientras sólo
se trate de cuestiones de técnica, bastará con ejercicios de adiestramiento y
cuando aparece el teórico que investiga la ley del objeto y la ley del sujeto y
la manera de sus relaciones y convergencias, entonces nace la ciencia. De manera
textual, Vasconcelos nos dice: “En rigor, la ciencia no es otra cosa que la
teoría de la técnica, la manera más general de nuestras relaciones con el
objeto” (Fernández, 1942: 66).
Nos dice Vasconcelos que para aprender la
técnica se acude a la escuela, aunque no basta, lo que falta es reflexionar,
utilizando la razón inductiva y deductiva para investigar, para coordinar el
contenido de la experiencia científica: “Para enseñar entonces la ciencia
conviene por lo mismo, un método a la vez práctico y teórico” (Ibíd.:
68).
Lo que propone nuestro filósofo mexicano
es que los programas educativos deben ser flexibles en la metodología adaptada
para cada disciplina “... el método ha ser activo para los aprendizajes que
impartan adiestramiento, pero intelectualista, lógico y teórico para el
conocimiento que precede y supera y engendra la práctica (Ibíd.:
69).
De lo anterior sigue que la escuela activa
es la que se refiere al trabajo, la escuela intelectualista la que se refiere al
aprendizaje de la ciencia abstracta; la escuela ética es la que se refiere al
conocimiento de los valores y también remarca el proceso del conocimiento que va
de lo concreto a lo abstracto.
Concepciones
sobre el papel de la educación, el arte y la literatura
Vasconcelos planteó con toda seguridad que
por medio de la educación y la cultura, los mexicanos tomarían conciencia de sus
problemas internos, y los trascendería en soluciones inmediatas, hasta la
conformación de un hombre nuevo: el hombre Iberoamericano, de ahí la necesidad
de promover una cultura nacional y popular con acceso a todos los
mexicanos.
La educación la consideró como el motor
que genera conciencias, y además la que despierta el espíritu: “La verdadera
novedad consistió en concebir la educación como una palanca para remover
conciencias, como un despertar del mexicano, que se realizaría no sólo por la
experiencia escolar, sino por la difusión de la cultura, de los libros” (Sametz
de Walerstein, 1991: 11).
El importante papel que designa
Vasconcelos a la educación, es el de rescatar al hombre de la ignorancia, el
hacerlo libre mentalmente. Mediante la educación y la reflexión, el hombre
descubre la verdad y alcanza la redención del espíritu. “La verdad y la belleza
lo guían hacía su realización integral” (Ibíd.: 64).
Su proyecto educativo, pretendió producir
un mexicano con una visión nueva, que tuviera como fundamento la esencia de la
patria, que conociera sus raíces hispánicas e indígenas, y que a partir de esta
toma de conciencia expresara todo lo humano en constantes maneras de
superación.
Con relación al mejor método para
conseguir los logros de la educación, Vasconcelos recomienda adoptar el más
sencillo, el que sigue la realidad del saber en su desenvolvimiento natural e
histórico: la deducción. “No hay educación sin un concepto general del mundo. El
educador encontrará en su filosofía, el punto de partida de su pedagogía”
(Fernández, 1942: 34).
El proyecto educativo de Vasconcelos es
audaz, inteligente y visionario, pero lo más importante, es que creyó en el
poder de la educación, como factor de igualdad social.
La enseñanza del arte, tuvo como
finalidad cultivar la inteligencia del hombre y gozar del valor artístico y así
lograr la comunión con lo bello.
A diferencia de la pedagogía pragmática, propia de la técnica y de la pedagogía intelectualista necesaria a la ciencia y del sentido fraterno necesario a la ética, el pedagogo artista, por fascinación y magia, ha de llevarnos a la comprensión total activa, intelectiva, amativa y estética, o comunión cabal con los más altos valores del espíritu (Ibíd.: 58).
La imaginación, la intuición, son los
elementos centrales en la enseñanza de las artes, para llevar la conciencia al
goce y plenitud de lo Absoluto.
La experiencia del arte, evidencia, la
existencia de una fuerza de nuestra naturaleza que nos proporciona alegría
ilimitada y dice Vasconcelos, sobrenatural: “El secreto de este poder consiste
en que nos pone en común con las formas más nobles y las realidades más altas de
la conciencia” (Ibíd.: 78).
En lo que concierne al papel de la
literatura, Vasconcelos encontró en la difusión de los clásicos, tanto filósofos
como literatos, el instrumento idóneo para enseñar a leer bien y fomentar el
amor por la literatura. Tal énfasis puso en este objetivo que al estructurar el
funcionamiento de la SEP lo hizo en tres departamentos: el escolar, el de bellas
artes, y el de bibliotecas y archivos. Este último tuvo a su cargo la creación
de un sistema de bibliotecas profesionales, ambulantes y circulantes por todo el
territorio nacional mexicano, aunado a esto dispuso la impresión masiva de
textos de autores clásicos de la filosofía y la literatura, que se distribuyeron
por todo el país.
En la campaña contra el analfabetismo, se
derivó la necesidad de ilustrar al pueblo: fundó bibliotecas para complementar
la tarea educativa. Decía Vasconcelos que: “no bastaba enseñar a leer, era
necesario suministrar libros... para adquirir conocimientos útiles” (Samitz de
Walerstein, 1991: 17).
El libro fue uno de sus tres apóstoles,
los otros dos fueron el artista y el maestro.
La cultura
iberoamericana
La conclusión a que llega Vasconcelos es
que es necesario un nuevo tipo de hombre, con una nueva forma de
vivir.
La razón y la ciencia no forman los
auténticos valores humanos, es la emoción la que nos hace vivir lo propiamente
humano, este filósofo, recomienda que los iberoamericanos debemos practicar esa
forma de vida y dejemos de imitar al sajón racionalista que revive al universo
en lo que tiene de material y biológico y nosotros los latinos e iberos, debemos
expresarnos en términos de espíritu.
El factor constitutivo del iberoamericano
es la libertad, porque “la vida artística supone a la libertad” (Villegas, 1979:
98), lo anterior se comprende en el sentido de que la libertad humana permite
organizar lo dado y ponerlo al servicio del espíritu; hay que actuar por gusto,
por entusiasmo o inspiración, y esto sólo se logra en el arte o en la
religión.
Vasconcelos pone en manos del
iberoamericano su filosofía del futuro, sus recomendaciones son acerca de lo que
podemos, de lo que debemos y de lo que tenemos que hacer. Su filosofía nos
compromete ante un futuro no determinado, sino ante un futuro que hay que
construir y potencialmente se tienen las mejores oportunidades para vivir mejor,
es una utopía necesaria y posible.
La filosofía del futuro que predicó
Vasconcelos la destinó para la “raza emocional” o “cósmica”, que identificó con
el iberoamericano.
Nuestro filósofo mexicano se erigió en
defensor de la raza ibera y el portavoz de una cultura emergente. Su filosofía
se convirtió en el baluarte del hombre nuevo, del hombre iberoamericano, que
superará a sus enemigos los anglosajones, por el espíritu, ya que ellos no
logran alcanzar conceptos y valores universales.
La filosofía de Vasconcelos pretende ser el pensamiento perenne que se eleva sobre las vicisitudes de lo concreto, su calidad de vencido le brinda la oportunidad mientras que su vencedor queda atado por los lazos de intereses que tiene que proteger y justificar (Ibíd.: 70).
La “raza cósmica”, representa la identidad
de los pueblos iberoamericanos, que son forjadores de una nueva raza, gestora
del hombre nuevo y prototipo de los anhelos del género humano.
Bibliografía
Directa
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*La versión impresa apareció en el libro:
Alberto Saladino García (compilador), Humanismo mexicano del siglo XX,
Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México, 2004, Tomo I, págs.
135-154.
Anastasio Sosa RamosUniversidad Autónoma del Estado de MéxicoJulio
2006
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